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5 de octubre de 2009

El Vendedor de Semillas

Un joven soñó que entraba en un supermercado recién inaugurado y, para su sorpresa, descubrió que Jesucristo se encontraba detrás del mostrador.

-“¿Qué vendes aquí?, le preguntó.

-“Todo lo que tu corazón desee”, respondió Jesucristo. Sin atreverse a creer lo que estaba oyendo, el joven emocionado se decidió a pedir lo mejor que un ser humano podría desear: “Quiero tener amor, felicidad, sabiduría, paz de espíritu y ausencia de todo temor. Deseo que en el mundo se acaben las guerras, el terrorismo, el narcotráfico, las injusticias sociales, la corrupción y las violaciones a los derechos humanos”.

Cuando el joven terminó de hablar, Jesucristo le dice: “Amigo, creo que no me has entendido. Aquí no vendemos frutos; solamente vendemos semillas”.

Esta lectura nos indica que en nuestras manos está el cambiar este mundo de maldad y de injusticias, y acrecentar los verdaderos valores éticos y morales que deben prevalecer en la sociedad.

Los jóvenes somos los encargados de fomentar desde el seno familiar y para siempre, las buenas costumbres en nuestra vida cotidiana, ya sea en el trabajo, la universidad, el colegio, entre otros. No siempre es aconsejable quejarse por los problemas que se presentan a diario y no hacer nada para remediar la situación, es por esto que necesitamos la ayuda de Nuestro Señor Jesucristo para que Él con su infinita bondad y misericordia nos brinde esa ayuda y, sobre todo, la sabiduría necesaria para poder sacar adelante nuestra sociedad.

Si queremos vivir en un mundo tranquilo, en donde reine el respeto hacia los demás y la convivencia pacífica, tenemos que poner nuestro granito de arena y trabajar mucho y sin decaer para conseguir todas las cosas buenas que queremos en nuestras comunidades.

CONVIERTE EN FRUTOS LAS SEMILLAS QUE HAY EN TI.

Tomado del Libro Vitaminas Diarias para el Espíritu)

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