Jovenes de la Ciudad de Pergamino - Provincia de Bs. As. compartieron la misión de verano 2008 en nuestra parroquia. JULI Y LUCHO nos cuentan como lo vivieron.......
Ante todo nos presentamos, somos Lucho (20) y Juli (17) de Pergamino, Bs. As. Somos parte de un grupo de música católica, Columbana, que significa “como paloma”.
Entre tantos llamados que Dios nos hizo nos tocó formar parte del equipo de animación del COMINA III en Agosto de 2007, donde todo comenzó. Allí fuimos invitados a participar de una misión en la Parroquia San Antonio, de Gral. San Martín, Chaco, en comunión con un grupo misionero de Pérez (Sta. Fe) y uno de San Martín (Chaco), contando además con la presencia fundamental de dos seminaristas de Resistencia y por solo dos días, aunque esenciales, del Padre Eduardo Agüero, todos ellos pertenecientes a la congregación de los Sacerdotes del Sagrado Corazón (Dehonianos). El grupo quedó formado finalmente por aproximadamente 30 personas, yendo 15 a La Eduvigis y 15 a Selvas del Río de Oro, pueblo al que nos tocó visitar.
Para nosotros fue un nuevo SI, siguiendo el ejemplo de nuestra madre María, aunque lo dimos con algo de incertidumbre y miedo, ya que nunca habíamos tenido una experiencia de tal magnitud, y menos en una rama de la Iglesia que casi no conocíamos, la Misión. Sin embargo esto no fe un impedimento para nosotros porque dejando todo en manos de Dios y guiados por María, primera discípula y misionera, el camino fue fácil.
Así fue que el 12 de Enero comenzamos a remar mar adentro en un barco cuyo capitán era, tal como en nuestras vidas, Jesús.
Si tuviéramos que decir que nuestras expectativas fueron totalmente colmadas nos quedaríamos cortos, la misión fue más que un éxito, fue un milagro. La gente, mayoría evangelistas, nos recibió como si fuéramos conocidos de toda la vida, lo que, si pensamos un poquito, es así, ya que a quien llevamos y a quien recibían no era a nosotros, sino a Jesús.
Es lógico que para anunciar a nuestro amigo hay que estar bien alimentados, y nuestro alimento, al que atribuimos el milagro de la misión, no fue más que la Oración, la Adoración y la Eucaristía. A diario hicimos Lectio Divina, Adoración y el rezo del Santo Rosario, entre otras cosas. Aunque conocíamos bien las dos últimas fue nuevo para nosotros la forma de vivirlo, y mucho más el hecho de ver los frutos cada mañana en las visitas y cada tarde en las actividades en la capilla.
El objetivo principal planteado por el sacerdote que atiende las comunidades misionadas, el Padre Gervasio, era lograr una mayor participación de los laicos en la Misa, y un acercamiento a los sacramentos, en especial la Eucaristía, la Reconciliación y el Matrimonio, por la realidad de los misionados. Por eso queremos resaltar el hecho de que pasó de haber 10 personas en la misa a cerca de 50 y que quedó conformado un grupo de 20 jóvenes, muy motivados por ser parte activa en la Iglesia.
Creemos que la Misión nos enseñó mucho y nos abrió las puertas a una nueva actividad como miembros de la Iglesia, descubriendo que ser pescadores de hombres es lo que siempre anhelamos. Y así seguiremos por el resto de nuestras vidas anunciando con alegría que todo es posible para nosotros porque Jesús, que es el Señor, hace nuevas todas las cosas. Cristo vale la pena. La Virgen nunca falla.